oraciones ante jesus sacramentado

Nuestra Archidiócesis de Sevilla se une asimismo a esta iniciativa. Sirva esta carta para invitar en especial a su Fraternidad a participar también, pues los cofrades estamos llamados a ofrecer testimonio de nuestra devoción ante quien es nuestro primer titular, explícitamente recogido en nuestros títulos o cuando menos implícitamente, porque Jesús Sacramentado es la fuente y el motor de nuestro ser cofrade. 3.Hacer en el lugar el ambiente propicio para la adoración, tal y como si el lugar se transformara en la extensión de una capilla o iglesia donde se adore al Señor. A Dios, que es omnipresente, asimismo le llega nuestra oración de adoración por estos medios y la admite con agrado.

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Textos De Forja Sobre La Eucaristía (san Josemaria Escrivá)

(San Rafael Arnáiz, adorador nocturno). • «Lo que cumple llevar a cabo en esta guardia nocturna que hacemos al Santísimo Sacramento, velar por los que descansan para que el Señor los defienda de todo mal… y orando de esta suerte solicitamos también implícitamente por nosotros y por nuestra santificación».

• Concédeme, Padre lleno de amor, llegar a contemplar al término de esta vida, frente a frente y para toda la vida, a tu amado Hijo, Jesucristo, a quien voy a recibir hoy, oculto en este sacramento.
• Padre eterno, por el cariño de este Hijo tuyo, a quien hoy te he brindado y he recibido en mi corazón, te pido que me concedas la santa perseverancia en tu felicidad y el don de tu amor beato.

Creo firmemente que puedes concederme la felicidad que imploro, por el hecho de que tu Clemencia no tiene límites y confío en que tu Corazón compasivo hallará en mis miserias, en mis tribulaciones y en mis angustias, un motivo más para oír mi solicitud. Sed, por consiguiente, ¡Oh Corazón de amabilidad! mi justificación para con Dios vuestro Padre, y alejad de mi los rayos de su justa cólera. yo pongo mi seguridad en vos, pues todo lo temo de mi malicia y de mi debilidad, pero todo espero de vuestra amabilidad.

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Otra vez en tierra bajo el peso de la cruz. Para Jesús es más humillante todavía en el momento en que sabe que le entregan a un corazón que no le ama, porque cae en un tormento mil ocasiones mayor. Acudamos solicitos a consolarle siempre y en todo momento con toda generosidad. Cuadro limpio donde Jesús estampa su rostro. Hostia blanca donde se oculta todo . Presentémosle un corazón limpio y blanco por su pureza a fin de que se grabe y permanezca siempre y en todo momento en . Jesús en su Madre tiene el consuelo más grande que puede desear.

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Que tu sabiduría, Señor, me dirija y tu justicia me reprima; que tu clemencia me consuele y tu poder me defienda. Te ofrezco, Señor, mis pensamientos, ayúdame a pensar en ti; te ofrezco mis expresiones, ayúdame a hablar de ti; te ofrezco mis obras, ayúdame a cumplir tu voluntad; te ofrezco mis penas, ayúdame a sufrir por ti.

Esta oración, atribuida a San Francisco de Agarráis, fue compuesta por el sacerdote Esther Auguste Bouquerel, y se publicó por vez primera en 1912 en la revista francesa La Clochette , boletín por mes de la Liga de la Santa Misa. Señor mío Jesucristo, que por amor a los hombres permaneces, lleno de amor, en este Sacramento, de día y de noche, aguardando, llamando y recibiendo a cuantos vienen a visitarte. Creo que estás presente en el Muy santo Sacramento del altar. Te adoro desde el abismo de mi nada. a fin de que ofrezcamos de verdad nuestras personas y proyectos, en unión con , por la redención del mundo. Cristo Jesús, pedimos de forma especial a tu Corazón que concedas gracias abundantes a los más necesitados; y que nunca dejes nos apartemos de Ti; sino aprendiendo en tu Corazón nuestros sentimientos y juicios cada día nos parezcamos más a Ti. Señor Jesús, nos arrodillamos ante ti, reconociendo tu presencia real en el Santísimo Sacramento.

Por eso nos acercamos hoy a ti, Señor, por el hecho de que has sido quien ha vencido la raíz del mal y de la desaparición; te miramos a ti, pues tienes el poder de abrirnos los caminos a la esperanza, porque puedes deshacer todos los miedos y miedos dándole paso a la luz, a una exclusiva primavera para la raza humana. Después de un instante de oración, el obispo ha subido con el Muy santo Sacramento hasta la primera planta del Palacio Episcopal para, desde los balcones que dan la Glorieta de España y a la plaza del Cardenal Belluga, impartir la bendición a toda la Región de Murcia.

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