oraciones para la noche

Ver sobre las apariencias a tus hijos como mismo los ves y de esta manera no ver más que el bien en cada uno. Cierra mis ojos a toda calumnia, almacena mi lengua en toda maldad, que solo los pensamientos caritativos permanezcan en mi espíritu, que sea benévolo y alegre, que todos y cada uno de los que se aproximen a mí sientan tu presencia. Revísteme de Ti, Señor, y que a lo largo de este día yo te irradie.

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líbrame a mí de la espada, y a mi única vida, de la garra del mastín; sálvame de las fauces del león; a este pobre, de los cuernos del búfalo. En ti confiaban nuestros padres; confiaban, y los ponías seguro; a ti gritaban, y quedaban libres; en ti confiaban, y no los defraudaste. , que siendo nuestra vida quisiste fallecer en la Cruz para eliminar la desaparición y su poder, haz que contigo sepamos morir también al pecado y resucitar de este modo contigo a una exclusiva vida. Haz que tus leales concurran en tu Pasión mediante los sufrimientos de la vida, a fin de que manifiesten a los hombres los frutos de la salvación. Que la instrucción religiosa, la piedad sincera y la pureza de vida en las familias cristianas formen el tiempo propicio para las vocaciones sacerdotales.

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Y lo vamos a hacer con exactamente las mismas palabras que sus oídos de carne escucharon entonces. Y queremos, sobre todo, acompañarte en la noche en que conmemoramos tu entrega al sacrificio y a la muerte por los hombres.

• Te doy gracias, Santo dios, por los buenos propósitos, cariños y también inspiraciones que me has comunicado en esta meditación; te solicito ayuda para colocarlos por obra.
• Se quedó perpetuamente con en la Eucaristía hasta la consumación de los siglos.

Que tu sombra bendita y protectora no nos desampare nunca, que siempre estemos ante tu bendita presencia como tus hijos que somos, gloria a tu bendito nombre padre amado que eres el dueño del universo, el señor del cielo y de la tierra, tú que todo lo puedes que todo lo sabes por el hecho de que eres el único que sabe lo que guardamos en nuestro corazón, te bendigo y te alabo padre mío. Permite que entienda tu sabiduría en mis sueños profundos y de esta manera en el momento en que despierte este lleno de la gracia de tu espíritu en el nombre de tu santurrón hijo Jesús. Dios todo poderoso y fantástico rey de los cielos, ovaciona por ti mi alma a fin de que me liberes de algún angustia, problema y alejes a mis contrincantes, calma cualquier ansiedad que tenga esta en esta noche y te solicito con el más profundo sentimiento que llenes mi alma del espíritu santo para tener calma y dulces sueños en tu regazo. Señor, en el silencio de este día que empieza, vengo a pedirte la paz, la prudencia, la fuerza. El día de hoy deseo mirar al planeta con ojos llenos de amor, ser tolerante, comprensivo, dulce y prudente.

Que tu presencia sea un escudo cerca de mí y tu ángel de la guardia me resguarde de todo mal. El Oficio de Lectura, desde los primeros siglos de la Íglesia, era la oración nocturna de los monjes mientras los hombres descansan; la alabanza y la oración del Señor no debe interrumpirse ni a lo largo de la noche. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y a través de todos y cada uno de los que nos detestan; efectuado la clemencia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa coalición y el juramento que juró a nuestro padre Abraham. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, pues ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus beatos profetas.

A , sus amigos, nos pide que entremos también en su oración. De su entrega crucificada va a surgir una nueva humanidad. Pues Cristo ha entrado no en un santuario construido por hombres -imagen del genuino-, sino en el mismo cielo, para ponerse frente Dios, intercediendo por nosotros. Tampoco se ofrece a sí mismo muchas veces -como el supremo pontifice, que entraba en el santuario de año en año y ofrecía sangre extraña; si hubiese sido de esta manera, debería haber sufrido muchas veces, desde el comienzo del mundo-. De hecho, se ha manifestado solo una vez, al final de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de sí. Por cuanto el destino de los hombres es fallecer una sola vez. Del mismo modo, Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos.

Deseo cumplir las condiciones requeridas para ganar esas indulgencias, a fin de satisfacer a la divina justicia y aliviar a las benditas ánimas del purgatorio. En este día, con tu amabilidad de Madre, interpreta en mí una vida nueva, la vida de tu Hijo Jesús. Tuyos serán mis pensamientos, mi corazón, mi cuerpo, tuya mi voluntad.

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